La pesadilla amarilla

10 horas, 10!!! horas en un mini bus llenos de gente, sin espacio entre fila de asientos y aderezado con la resaca del dia anterior. Que una pierna te entrara era imposible, a no ser que fueras chino o un ninio. Asi pues, todos de medio lado pasamos las diez horas de rally mas real de mi vida.
Conducir lo que es conducir no se lleva por aqui, mas bien es acelerar, pitar SIEMPRE que vas a sobrepasar algun objeto y solo frenar cuando viene el proximo agujero en la calzada. Les da igual, curvas cerradas, cambios de rasante, peatones medio cojos, da igual, siempre para adelante.
A eso de las 4 horas ya eran las risas. El pobre Guillermo que tuvo que ir en primera fila la mitad del trayecto FLIPO.
Resumen: acelera, acelera, botes continuos como si fuera una pista forestal, pito, PI!! PI!!! PI!!, y....... fras!! frenazo en seco para pasar uno de los tropecientos agujeros. volvemos a acelerar... asi durante diez horas.
Y la estacion de servicio, dios!!! con su pasteleria. Paramos a mitad de camino, una tregua. Entramos dentro, con comedor y nos pide Garmen menu para todos. Cogemos nuestras bandejas de metal anios 20, con algo parecido a pollo, algo parecido a verduras y una placa de arroz, y nos sentamos en la unica mesa libre, al lado de la pasteleria ( el banio, vaya).
Y fue, literalmente, cada 10 segundos un chino se sacaba un escupitajo, forzando las cuerdas bocales, de esos que se oye hasta el solido que sube desde el esofago y escupiendolo con fuerza a la papelera, a la entrada de la pasteleria a unos 3m. de nosotros.
Y llego el colofon. Despues de partirnos el culo a cada escupitajo, comiendo la comida como si nada, metidos de lleno en ese estado de subrealismo, nos disponemos a mear. Lo de los banios ocuparia solo un capitulo porque dios mio, jeje. Pues ahi estaban, lo que en otros lado son los agujeros negros para cagar (porque tazas solo encuentras en los hoteles decentes, ni en los restaurantes chinos con muy buena pinta) repletitos de pasteles, ya no tapando el agujero sino cogiendo altura. Rebosaba, en una palabra.
Eso nos mato, eso y ver que a un chino le dio igual y entro a contribuir con la construccion de ese...., con la construccion de eso.
Salimos totalmente descolocados del "restaurante-pasteleria", y al volver a entrar unos minutos mas tarde para comprar agua nos dimos cuenta que donde estabamos sentados olia a mierda que echaba para atras, y seguia la serenata de escupitajos, por supuesto.

Por fin llegamos a la montania amarilla, a un pueblo cerca donde hicimos noche y caimos muertos en la cama. A la maniana siguiente, la otra pesadilla amarilla. Yo que se cuantos miles de escaleras subimos y bajamos, y no exagero diciendo miles. Ademas los tres vascos se pusieron en plan euskaltel en su periplo de doping y lo que el resto de gente lo hacia en 4 o 6 horas, nosotros en 3 y pico. Ahhhh!!!
Pero merecio la pena, igual de espectacular que el viaje en barco, aunque la neblina que nos seguia desde el primer dia empanio un poco las vistas.

Ahi estoy todo tirado, en la ultima hora de nuestra escalada. Y el camino que veis esta esculpido a cincel, peldanio a peldanio.


Y uno de los picos que habiamos subido, tampoco exagero. No se ve pero habia chinos por todos los lados, por tooooodos los lados.


Despues de bajar, pagando unos 10 euros por el funicular para no descender otras miles de escaleras hasta la base de la montania, cogimos una furgoneta que habiamos contratado gracias a nuestro guia ya convertido en medio chino que nos llevo hasta Hangzhou. Fue una travesia bastante encantadora al inicio, ya que estabamos exhaustos del palizon y nos encontramos comodos en la furgona circulando placidamente por una carretera comarcal, a orillas de un rio pasando pequenios pueblos con autentico olor rustico, y aprendiendo o intentado adivinar los cultivos que veiamos a los lados. La segunda parte de viaje, ya en "autopista" se torno en el corre, corre que te pillo, pito que voy, frenada en seco para salvar agujero, pero en comparacion con el dia anterior fue un paseo.

Y Hangzhou, pero esa es otra historia.